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¿QUÉ ES LA EDUCACIÓN DEL SIGLO XXI?

Nuestro mundo está cambiando, y para preparar a nuestros niños para este nuevo mundo necesitamos cambiar la manera en que los educamos. En el siglo 21 los educadores deben ser conscientes que la educación debe ayudar a los niños a conectarse con el mundo, a comprender los problemas que enfrenta actualmente y transformar la cultura hacia una concepción más rica de la creatividad humana y la inteligencia.

Actualmente, muchos de los empleos más solicitados no existían en el 2002, como: Estratega de Redes Sociales, Especialista en Experiencia de Usuario, Gerente de Teletrabajo, Coordinador de Cuidado de Adultos Mayores, Gerente de Sostenibilidad. Muchos de los trabajos que tendrán los estudiantes de hoy, todavía no existen y ellos utilizarán tecnologías que no han sido aún inventadas, y además tendrán que solucionar problemas que aún no han surgido. ¿Como educar a estos niños si no sabemos cómo va a ser el mundo en 10, 20 o 30 años?

De acuerdo con Sir Ken Robinson Ph.D en Educación, profesor universitario, escritor, investigador, asesor y orador, lo básico de la educación no es que los estudiantes obtengan conocimientos de un grupo de materias como matemáticas, ciencias o historia. Lo básico de la educación es el propósito que esta persigue y según él hay 4 propósitos principales:

  1. Propósito Económico: la educación contribuye con el crecimiento y la vitalidad de la economía. La educación formal en escuelas comenzó en la era industrial, con el objetivo de formar personas para el trabajo en fábricas y manufactura. Hoy en día este tipo de formación ya no funciona en esta era de la economía digital, muy lejos de la era industrial. Una de las necesidades más importantes que requieren las empresas y organizaciones es la adaptabilidad, o sea, la capacidad de adaptarse a las nuevas circunstancias del mercado. Si las compañías no se adaptan, desaparecen. Un ejemplo es Kodak que fue pionera en fotografía y hoy ha desaparecido. La segunda necesidad para la prosperidad de la economía es la creatividad. Cada día surgen infinidad de nuevos emprendimientos con ideas creativas e innovadoras.
  2. Propósito Cultural: El mundo es cada vez más conflictivo. Las personas tienen más información y por lo tanto pueden opinar y discutir. El sistema educativo debe enseñarles a los alumnos cómo adquirieron su cultura, por qué piensan como piensan, por qué tienen los valores que tienen, y al mismo tiempo entender y aceptar los valores culturales de otras personas. Para esto se necesita una educación que incluya las artes, las humanidades, y no solo los temas técnicos, y lo más importante es enseñarle a que acepte y aprecie la diversidad.
  3. Propósito Social: En general, existe muy poco interés y falta de compromiso con la política de los países. Cuando tenemos la oportunidad de opinar con nuestro voto, no nos tomamos el trabajo de hacerlo, por lo que los gobernantes están siendo elegidos por una minoría que si vota. Se debe enseñar a las nuevas generaciones la importancia y la responsabilidad que tenemos de participar en la vida política del país.
  4. Propósito Personal: La educación es para personas. Las personas son todas diferentes, tienen talentos especiales, intereses variados, se apasionan por diferentes cosas y tienen una gran variedad de motivaciones. Una de las principales características del ser humano es la diversidad. Cuando la educación es igual para todos, muchos se aburren y se desmotivan. En USA 30% de los estudiantes no termina la secundaria. Debemos entender que la educación es para individuos, y que debe ser personalizada.

Los niños no necesitan que los ayuden a aprender. Ellos nacen con una voracidad increíble para aprender, inclusive desde el útero ya están absorbiendo conocimientos de sus madres y del entorno que alcanzan a percibir, como su voz, el ritmo de su lenguaje, la música que escuchan. Los niños tienen un interés muy grande por aprender todo lo que ven y escuchan. Este interés se empieza a perder cuando entran al colegio. Es decir, cuando llegan a un edificio especial, con pupitres en filas y se les obliga a aprender una gran cantidad de información sin saber si están interesados o no. Los niños de todas maneras aprenden, pero la gran pregunta es cómo hacerlo mejor y más aún, si están aprovechando todo su potencial.  La enseñanza en el sistema tradicional se ha reducido a entregar información a los estudiantes.

En la educación del siglo XXI, indudablemente, el profesor necesita saber todo lo que enseña, pero más importante es que sepa como estimular, motivar y comprometer a sus estudiantes. Necesita alimentar su imaginación y fomentar su curiosidad, hacer que quieran aprender. Un gran profesor hace que sus estudiantes se enseñen a sí mismos y se involucren en su aprendizaje en forma proactiva, creando las condiciones para que todo esto suceda en su salón de clase.

Las escuelas son organismos vivos que respiran y viven de relaciones reciprocas, donde se desarrollan culturas propias, hábitos propios. La educación debe ayudar a cada niño a descubrir su talento especial y esto se logra cuando se trata a cada niño en forma personal y no como parte de un grupo. Se deben crear las circunstancias para que los talentos salgan a flote.

La educación debe cambiar el sistema lineal de educación en el cual producimos niños en grupos por edades, todos con los mismos conocimientos y con la meta de llegar a la universidad. Nos enseñaron que, si estudiamos y pasamos en una buena universidad, tendremos un buen trabajo. Hoy en día ya no funciona así. Muchas personas famosas y exitosas en sus campos de trabajo, nunca terminaron la universidad.

Hoy en día los profesores deben ser innovadores, creativos, mentores, emprendedores, motivadores, iluminadores, catalizadores. Porque preparar estudiantes para el sigo XXI no se trata solo de utilizar la tecnología o tener habilidades para una economía global. La educación del siglo XXI se debe enfocar en creatividad, conciencia cultural, resolución de problemas, innovación, compromiso cívico, comunicación, productividad, colaboración, responsabilidad, exploración, iniciativa, confianza, liderazgo. El aula de clase debe ser tan dinámica como el mundo en el que vivimos.

Hay muchas habilidades que los niños necesitarán para tener éxito en el siglo XXI. Estas son solo algunas de ellas:

  • Capacidad para colaborar, trabajar en equipo
  • Habilidades de pensamiento crítico
  • Habilidades de presentación oral
  • Habilidades de comunicación escrita
  • Capacidad para usar la tecnología
  • Voluntad para examinar asuntos cívicos y globales
  • Capacidad de realizar investigaciones para aprender sobre temas y conceptos
  • Oportunidad de conocer nuevas oportunidades de carrera

De acuerdo con sir Ken Robinson existen tres principios para que los seres humanos prosperen y dichos principios están en contravía de la educación tradicional.

  1. El ser humano es diferente y diverso. No hay dos niños iguales. Inclusive si son hermanos serán completamente diferentes. La educación tradicional cumple con las regulaciones estándar y el logro de puntajes altos en los exámenes de estado en un espectro muy angosto de conocimientos. Se enfoca en los temas que considera más importantes como las matemáticas o las ciencias, y aunque estos son importantes, no son suficientes. La educación del siglo XXI debe darles igual importancia a las artes, las humanidades, la educación física. Los niños aprenden con un currículo más amplio que les permite explorar talentos que, de otra forma, estarían ocultos.
  2. Si se puede encender la chispa de la curiosidad en un niño, aprenderá sin ningún esfuerzo pues los niños son aprendices por naturaleza. La curiosidad es una máquina de logro. Los profesores son la vida de un colegio y enseñar es una actividad creativa, que no debe limitarse a entregar información. Un gran profesor estimula, induce, compromete, es un mentor. No debe estar enfocado en preparar alumnos para exámenes ni puntajes. Estos deben ser utilizados únicamente como diagnóstico, pero no deben ser el fin último de la enseñanza.
  3. El ser humano es esencialmente creativo. Es por esto que las culturas son tan diversas y dinámicas. Tenemos imaginación y somos los creadores de nuestras propias vidas. La cultura escolar no debe tratar a todos los niños como si fueran iguales. Los profesores del siglo XXI individualizan la enseñanza y el aprendizaje, reconocen que los estudiantes son los que aprenden y les proveen las condiciones para que exploren su creatividad, su individualidad y su curiosidad.

Las condiciones para que los alumnos prosperen dependen del clima creado en su salón de clase. Este debe incluir sistemas de educación personalizados, con un currículo amplio y diverso, con profesores que estimulan e involucran a los estudiantes no solo dentro del colegio sino también afuera.

Los niños que se interesan en aprender lo hacen sin mayor esfuerzo, porque disfrutan del proceso, avanzan en la adquisición de conocimientos mucho más rápido que en el aula tradicional y descubren sus pasiones y talentos, que pueden desarrollar desde muy temprano, para ser exitosos y felices no solo en su niñez sino también en la edad adulta. Esta capacidad de fomentar el amor al aprendizaje es verdaderamente el papel de la educación en el siglo XXI.

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